El fútbol argentino, entre la realidad y la ficción


El fútbol argentino, entre la realidad y la ficción





Lanús hubiese sido el campeón
e Independiente hubiera descendido

Enfoque ALBERTO CALLEGARI

Esta nota se encuadra entre la realidad y la ficción. Entre lo que verdaderamente ocurrió y lo que pudo o debió ocurrir si el contexto hubiese sido otro, seguramente más civilizado futbolísticamente hablando. Se cerró la temporada 2008/09 con dos campeones surgidos de diferentes vertientes, y con equipos que clasificaron por la pelea de arriba para la Copa Sudamericana y otros que quedaron crucificados con el descenso directo y con la promoción que hoy se dirimirá totalmente. El saldo real habla de un Boca Juniors campeón del Apertura 2008 luego de un histórico triangular final compartido con Tigre -subcampeón- y San Lorenzo, donde las diferencias fueron casi inexistentes y la legitimación del dueño de la vuelta olímpica fue de durísima determinación. También, habla de un Vélez reciente campeón del Clausura 2009, en medio de una polémica total y una herida abierta en el corazón del gran competidor y dueño a su vez del mayor favoritismo popular, Huracán, quién será más recordado por su fútbol que el mismísimo Vélez por su andar acorde con el título que logró conseguir en el revoltijo que se produjo a partir de un arbitraje lindante con lo sospechoso por parte de Gabriel Brazenas. Además, el saldo deja en claro las diferencias de un campeonato a otro en cuanto a la calidad de la lucha por el título: mientras que en el Apertura, Boca se caía a pedazos y llegaba a la meta con sólo el olor a nafta en el tanque en su último partido ante Tigre en cancha de Racing, en el Clausura la ya tradicional mediocridad que convive con nuestro fútbol fue sacudida por ese viento fresco que significó tener durante la mayor parte del total de fechas a cuatro equipos con chances de calzarse la corona, Vélez, Huracán, Lanús y Colón. Los cuatro con fútbol ofensivo y contundente, con grandes partidos y grandes triunfos, y con grandes goleadores de por medio. Fue otra cosa el cierre de temporada, sin dudas. Y por lógica queda impregnado en la memoria popular con mayor nitidez, al menor por ahora.

Observándose la tabla anual a lo largo de la temporada, puede apreciarse inequívocamente que Lanús, con el nuevo comando de Luis Zubeldía y sin haber salido campeón, fue el mejor, cosechando nueve puntos más (75 a 66) que Vélez, el segundo o hipotético subcampeón si se hubiese tratado de un torneo "largo". Y que el convulsionado Boca dirigido por Carlos Ischia, dueño de la primera rueda, finalizó quinto en la general, a catorce puntos de Lanús (61). Huracán, con su extraordinario Clausura con la conducción total de Angel Cappa, terminó sexto a tres puntos de Boca (58) y River Plate, que hizo historia en el Apertura con su último puesto mientras su archirrival pegaba la vuelta, culminó entre los seis últimos, con sólo 41 puntos, en una campaña general cercana al descenso directo. Independiente, por su parte, otro grande venido demasiado a menos y que compartió con River muchos argumentos negativos, recién en su último partido, con un magrísimo empate ante Arsenal, evitó ser el peor del año con sus 39 puntos, para terminar antepenúltimo, apenas con Argentinos (38) y el descendido Gimnasia de Jujuy (también 38) detrás. La clasificación para la Libertadores 2010 todavía aguarda los puntos que calce cada uno en el Apertura que se aproxima y el pasaje a la Sudamericana, torneo que arranca en menos de un mes, ya está definido en cuanto a sus cupos con Lanús, Vélez, San Lorenzo y Tigre, tal como indica la tabla anual, más Boca y River por invitación, aunque Boca igualmente hubiese ingresado. Pero -y a partir de aquí ingresamos en el terreno de la ficción- ¿qué hubiese sucedido si el fútbol de Primera en la Argentina estuviese organizado como tantas veces reclamamos, a la europea? ¿En qué hubiesen variado las cosas? Veamos...

A la promocion...

El marco referencial lo brinda el fútbol europeo, es decir, las principales ligas del viejo continente, que aglutinan un número de equipos similar al de nuestra máxima categoría. Pero allí, en España, Inglaterra, Italia, Francia, Alemania, no existe la Promoción que es vecina del descenso y menos los campeonatos divididos en Apertura y Clausura. Uno solo es el campeón, para terminar con 80 o más puntos y luego otros obtienen la clasificación a las copas en riguroso orden de tabla, que también se aplica para determinarse quiénes bajan a segunda división o a la B Nacional de aquí: los tres últimos, con tres que a su vez suben de segunda. No en todas las ligas es igual, pero hay un común que se da: el campeón y el subcampeón clasifican a la fase de grupos de la Champions League, el tercero a la fase inicial eliminatoria y cuarto, quinto y hasta sexto van a la ahora ex UEFA. Aquí, Lanús hubiese sido campeón y junto con Vélez, jugarían una Copa Libertadores que debería ser anual y no "cuatrimestral" y que debería comenzar a más tardar en setiembre. San Lorenzo jugaría repechaje de la Libertadores y Tigre, Boca y Huracán jugarían el equivalente la Copa UEFA, la Sudamericana, que por supuesto, tiene otro formato, otro calendario y más cupos para los argentinos.

Abajo, el indicativo sería el siguiente: Independiente se hubiese ido al descenso, acompañado por Argentinos y los jujeños. Duro pero concreto. Y que River se hubiese salvado de descender por sólo dos puntos, o por uno si existiese, como en España antes de ser copiado su modelo por la AFA a principios de los ochenta, la "reválida" (aquí Promoción), cuando dos clubes descendían directo y los dos de más arriba revalidaban con dos de segunda, claro está, sin "promedio". Recordemos que el experimento de la "reválida" en España fue efímero y el tema descenso, en lugar de involucrar a cuatro clubes -dos descensos directos y dos reválidas- fue cambiado por tres descensos directos. Lo perimido en España fue adaptado por la AFA insertándole el ingrediente criollo de los puntajes promedio de las últimas tres temporadas con la única finalidad de evitar que otro grande se fuese al descenso, habida cuenta del antecedente fresco de San Lorenzo en 1981. River se benefició en 1983, siendo penúltimo en el Metropolitano, pero cayó Racing en el mismo año, para ser el primer grande en descender con el formato actual, que vuelve improbable que afecte a los más poderosos, aunque a algunos de ellos -Racing, Independiente- preocupe.

La tabla cantó una vez más. Cambian los contextos, siempre influenciados por altos intereses. Algún día, la realidad y la ficción serán una, por una simple cuestión de justicia...

Fuente: www.quilmespresente.com

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