Clausura 2009 Fecha 13: River 1 vs Lanus (el capo del sur) 1

Fútbol
11/5/2009
Mucho más que un punto

Lanús igualó en un tanto ante River en el cierre de la decimotercer fecha. El equipo había comenzado mal y perdiendo pero logró empatarlo en el complemento y gracias a su buen juego, mereció quedarse con los 3 puntos. Gol del siempre más enorme Pepe Sand, para silenciar a una multitud de gallinas que lo insultaban. El Grana sigue a 2 a falta de 18 en juego.

No es para que nos digan ni gatafloras o románticos, pero el segundo tiempo de Lanús ilusiona más que cualquier victoria que se pueda conseguir, más de chiripa que de otra cosa. Porque verdaderamente Lanús jugó bien, en función de equipo, no fueron arrestos individuales de sus figuras, no se apostó al contragolpe y se fue decididamente en busca de la igualdad en primer término y de la victoria después. El Grana asumió el rol que siempre se le pide, el de sentirse uno de los mejores equipos del torneo y jugar ese fútbol, que supo depositarlo en lo más alto allá por Diciembre de 2007. Pudo ganarlo pero no lo logró. Sí, jugar en función de lo que se aspira, en una verdadera cancha difícil, contra un equipo que sólo tiene portación de apellido, suficiente como para que te inclinen la cancha los pitos y hasta te cobren un foul que nunca fue y de ahí llegue la ventaja.
Anticipándome, cual Siviero de los teclados, en el párrafo anterior hablábamos de la portación de apellido, el arbitraje y la ventaja. Si fuera un buscador de Google, elegiría esas tres palabras para explicar lo sucedido en el primer tiempo. La cuarta sería desconcierto y serviría para explicar el funcionamiento de Lanús, ya que tampoco da mirar para el otro lado y no mirarse a uno mismo. Lo cierto es que los ovíparos llegaron a la ventaja a través de una falta que no existió y hasta pudo ser advertida desde lo lejano y mal que se ve desde esa cancha. Laverni pitó varios segundos en diferido un supuesto contacto que no existió y con una ejecución magistral que Bossio no llega a despejar y que termina dando en el palo, García (tal su apellido, ya que a Villagrán nadie le decía Gilberto a secas y bastante bien quedaba) conectó libre de toda marca que intente siquiera molestarlo y abrió el marcador para un River que no llegó más, que mostró alguna prolijidad para elegir el camino a jugar (casi siempre por abajo) y que gracias a eso se abroqueló y se paró de contragolpeador.
Lanús no encontraba los caminos, a pesar de haber generado dos aproximaciones jugando al fútbol y no a los ponchazos. No es que estemos enfermos por el lirismo y nos enrolemos en esa escuela como verdaderos fundamentalistas sino que el Grana hace la diferencia jugando, así como otros equipos tirando pelotazos y apostando al juego aéreo. La nuestra es jugar por abajo, en equipo y desnivelar. Los últimos toques de esas aproximaciones fueron desacertados de plano y quizás ni en el resumen de Lanús 2000 aparezcan, pero no era lógico omitirlo. La más clara llegó a través de una patriada del Pepe, que el Toto definió realmente muy mal. Muy poco el balance para un equipo que pretende salir campeón.
En el complemento, la actitud fue completamente distinta. De entrada nomás, como para facilitar las cosas, llegó el empate del Pepe, gritado con la enjundia de aquellos que no olvidan y tienen que soportar los injustos insultos y silbidos de los mejores interpretes del ya famoso Silencio Atroz descripto oportunamente por Oscarcito Ahumada. De ahí en más, en vez de tomar una postura similar a la de River en el primer tiempo y que tanto le criticamos desde esta columna a Lanús en lo que va del torneo, se eligió el protagonismo e ir por el K.O. de un equipo flojito que de grande solo tiene la camiseta. Y Lanús jugó muy bien, encontró los espacios, el Pulpito se hizo gigante en la mitad de cancha, Ledesma aseguró todo lo que Pirlo no pudo (Pirlo solo para mimarlo un poco, porque cada vez más esta más cerca del Turco que del astro italiano a la hora de describir su juego) y la cosa fue más similar a la de meter a un equipo contra su área y no hacer del mediocampo una zona de transito.
Gorosito, como para ayudar a la causa, metió cambios que a su equipo lo alargaron del todo y entonces fue todo del Granate sín lugar a dudas ni discusión. Faltó embocarla y hubo más de 3 claras como para que justamente los 3 puntos se vayan para el Sur. No se pudo, pero desde el juego, se vio a un equipo que esta a la altura de las circunstancias y que quiere conquistar la tercer estrella de la historia.
En definitiva, Lanús terminó muy bien, debió haber ganado. Después de un primer tiempo decididamente malo, en el que se encontró abajo después de un error arbitral y en el que no encontró los caminos, revirtió esa pálida imagen y nos quedamos todos contentos, con un equipo que jugó un segundo tiempo muy bien, tocando, en función de tal y generando varias situaciones como para que la victoria haya sido una realidad.
Queda bastante en juego todavía y la actitud debería ser la mostrada en el complemento a la hora de encarar todo lo que resta. Se le pedía regularidad al equipo, al menos si no pudo ganarlo, terminó empatándolo, precepto que manejaba a la perfección el enorme Miguel Angel Russo, corazón granate, rival del próximo viernes alineando a Rosario Central. Para no ser injustos, citemos la frase de otro prócer en exilio (por decisión propia) en Arroyito, el Tino Ribonetto, que alguna vez dijo ”el valor de este punto lo vamos a saber recién al final del torneo”, refiriéndose al empate de Lanús, justamente contra el equipo de Pipo en aquel momento, Argentinos Juniors. La frase encaja a la perfección como consuelo para aquellos que se fueron mascando bronca del Monumental por la victoria que no se dio pero que sín dudas se mereció.
Ya lo dijimos en el párrafo anterior, se viene Rosario Central, con cierta urgencia por salir de la zona de Promoción pero que seguramente hará un planteo inteligente que Lanús, si quiere dar pelea hasta el final, deberá desarticular y esta vez si, quedarse con los tres puntos para meterle presión a todos los que juegan después. Esta clase de campeonatos se gana con un sprint final interesante y el Grana llega a dos puntos de la cima, con 18 en disputa y la posibilidad de tener al puntero en casa en la anteúltima. Paso a paso, partido a partido o by pass a by pass si la cosa viene para sufrir, pero la premisa es ganarle a Central en Cabrero y Guidi y ratificar todo lo bueno mostrado en el Monumental. Nadie debe quedarse afuera de esta ocasión y la Fortaleza seguramente lucirá acorde a lo que se juega el Grana. La historia la escribimos entre todos y, desde los tablones, habrá que emular todo lo bueno hecho en los últimos meses del 2007. Vamos por eso, es hora de decir presente más que nunca, tiñamos la ciudad de Granate otra vez y soñemos despiertos como hace un año y medio atrás. Sín dudas, sabemos que podemos, todo depende de nosotros.

Por Arthur Andersen Potty

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El “Millonario” igualó 1 a 1 con el ‘Granate’. Los goles fueron convertidos por Falcao y José Sand, en el arranque del complemento, para los dirigidos por Luis Zubeldía, que no pudieron superar a Vélez en la cima de las posiciones del Clausura.

River Plate y Lanús igualaron 1 a 1, en un resultado que no les sirve a ninguno de los dos porque no pudieron descontarle puntos a Vélez, el líder del certamen, en un partido correspondiente a la 13ra fecha del torneo Clausura.

Radamel Falcao García, a los siete minutos del primer tiempo, puso en ventaja al “millonario”, pero José Sand, en el inicio del segundo período, anotó para el “Granate”, para sellar así el resultado final.

El partido se jugó en el estadio Monumental de Núñez, con un mal arbitraje de Saúl Laverni, quien dirige desde muy lejos, se equivoca en fallos menores y no tuvo el mismo criterio para amonestar a los jugadores de Lanús, con quienes no tuvo contemplaciones.

Con este resultado River, que se fue despedido por su público con insultos y silbidos, quedó con 20 puntos en el certamen, 7 menos que Vélez, mientras que Lanús, con 25, sigue dando pelea.

En el primer tiempo River fue un poco mejor que Lanús, que cambió su cara en el segundo tiempo, para terminar mereciendo ganar el partido. River salió a jugar en el estadio Monumental sabiendo que ganando le descontaría dos puntos a Vélez, el líder del certamen.

Lanús, por su parte, también entró a la cancha teniendo claro que una victoria lo dejaría en lo más alto de la tabla de posiciones.

Pero sólo River, en el arranque del partido, tomó el papel de protagonista, con los volantes parados en campo contrario, mucha movilidad en Mauro Díaz, quien se paró como un media punta o un enganche adelantado, y así complicó al equipo de Luis Zubeldía.

Por eso no sorprendió que los dirigidos por Néstor Gorosito se pusieran en ventaja, a través del colombiano Falcao, quien aprovechó un rebote en el palo luego de un tiro libre ejecutado por Diego Buonanotte, que llegó a tocar el arquero Carlos Bossio.

A partir de la victoria River se agrandó, siguió presionando, con Diego Barrado marcando y tocando rápido hacia las puntas, para lastimar de ese modo a la defensa “Granate”.

Sin embargo, pese al dominio River careció de profundidad y Falcao, luego del gol, entró poco en juego, siendo una muestra de lo que pasaba en el partido.

Los “chiquitos” de Lanús no entraron en sintonía durante toda la primera etapa, no tuvieron precisión y sólo Sand, muy silbado por los hinchas de River, amenazaba con generar Lanús con su sola presencia, pero no tenía compañía.

Los primeros 45 minutos se fueron con River dejando una mejor impresión, pero también mostrando algunas dudas, que luego se incrementarían en la parte final.

En el segundo tiempo todo cambió, porque Lanús salió con otra decisión y River desde el inicio mostró los mismos problemas que lo llevaron a quedar fuera de la Copa Libertadores y estar lejos en el Clausura.

A los dos minutos Sand recibió su primera pelota clara dentro del área, luego de una excelente habilitación de Carlos Arce, y el delantero, de media vuelta, no perdonó, estableciendo el 1 a 1.

River se desesperó y Lanús se agazapó y en pocos minutos tuvo varias chances para ampliar el marcador, casi todas con “contras” rápidas, pero no supo definir todo lo que generaba.

Eduardo Salvio, Sebastián salomón y Sebastián Blanco aparecieron en el partido, a medida que desaparecían Díaz y Barrado en River, entonces el “Monumental” comenzaba a ser un “hervidero”.

Los hábiles volantes de Lanús por momentos se hicieron un picnic con sus pares de River, pero les faltaba la puntada final para liquidar la historia.

Gorosito mandó a la cancha a Cristian Fabbiani y Marcelo Gallardo, pero éstos no pudieron cambiar nada, porque Diego Valeri, ingresó en el segundo tiempo, y el resto de los volantes de Lanús siguieron haciendo de las suyas, pero le perdonaron la vida a River, que sigue sin poder levantar cabeza.

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Un empate que condena a RiverVuela Buonanotte, tras la falta de Arce y la presencia de González; el volante de River comenzó bien, pero luego se excedió con la maniobra individual Foto: LA NACION / Mauro Alfieri

Por Claudio Mauri
De la Redacción de LA NACION

La decadencia de River es previsible. De tan anunciada, ya no causa sorpresa o asombro. Está tan arraigada que ni siquiera ocasionalmente la puede disimular. Cada partido viene a confirmar y profundizar los pesares recientes. Se repiten los peores síntomas: la conducción del club se oculta en sus desaciertos, el equipo es la cara visible del desplome futbolístico y la frustación de los hinchas puede ser tan genuina como orquestada. Resultó sugestivo que la serie de banderas prolijamente producidas, y colgadas en la tribuna popular, sólo hicieran sangre con las limitaciones de los jugadores y ni siquiera rozaran la (i) responsabilidad de los que conformaron los últimos planteles. River se transformó en un sálvese quien pueda, pero nadie sale ileso. El justificado malestar de los hinchas pierde representatividad cuando deja de ser genuino y pasa ser parte de una operación tramada en las sombras.

Tampoco puede considerarse una noticia que River empiece a despedirse de la lucha por el título. Nunca tuvo pinta de gran candidato. Las especulaciones sobre sus posibilidades siempre fueron pesimistas y el empate frente a Lanús fue en ese mismo sentido. Pasada más la mitad del Clausura, River no demuestra ser un equipo muy diferente del que terminó último en el torneo anterior. Le sigue faltando juego, tiene una personalidad quebradiza y tampoco exhibe oficio para trabajar un resultado.

Lanús representaba un obstáculo considerable, pero también un desafío. River debía dar una respuesta firme ante un competidor directo por el título. Un adversario peligroso, con varios jugadores de ataque con capacidad para modificar el curso de un desarrollo.

River ni siquiera sabe sacar rédito de algunas de sus virtudes. Parecía abstraído del descalificador recibimiento que reflejaban las banderas. Su producción en el primer tiempo fue más que aceptable. Con un orden que no es habitual era superior a Lanús, que extrañaba la brújula de Fritzler en el medio y se lo veía algo apurado en defensa por la ausencia de varios titulares.

River se mostró bastante compacto. Ahumada y Barrado combinaban bien en la zona central; recuperaban y daban salida a la pelota para que Buonanotte y Díaz desequilibraran por habilidad y atrevimiento. River encontró rápido el gol, con un tiro libre de Buonanotte que Bossio, de lenta reacción, alcanzó a desviar; la pelota dio en un poste y Falcao, guiado por su olfato goleador, la fue a buscar para abrir el marcador.

Sin que le sobrara demasiado, River hacía un efectivo trabajo de control. Evitaba que Lanús lo preocupara. Lo esperó y expuso al equipo de Zubeldía a la incomodidad de asumir la iniciativa. Las preferencias de Lanús pasan por recuperar la pelota en su campo y salir rápido de contraataque. Salvio no hacía la diferencia por la derecha y Blanco quedaba desaprovechado en la izquierda; por su condición de derecho, tenía la cancha al revés. Se veía obligado a enganchar hacia adentro y buscar el envío cruzado. Estuvo todo el primer tiempo de perfil al arco de Vega, con lo cual no pudo aportar su cambio de ritmo y verticalidad.

Sand, que jugaba un partido aparte por el continuo hostigamiento de los hinchas de River, era el único que trataba de abrir espacios, pero no encontraba socios. Lanús estaba impreciso e inconexo. Cometía demasiadas faltas y no manejaba la pelota con claridad.

River, acostumbrado a vivir a los saltos, estaba viviendo un partido tranquilo. Sin muchos alardes conseguía que el Monumental no fuera una caldera. Pero River tiene una gran facilidad para meterse en problemas y pasar de una imagen medianamente confiable a otra más inestable. La salida de Ahumada lo hizo tambalear. Así de sensible es este River. Cualquier contingencia o imprevisto lo puede tumbar.

River perdió presencia en el medio y en la defensa aparecieron los huecos. Lanús empató enseguida con Sand, despierto ante unos zagueros dormidos. El delantero se tomaba revancha del desprecio que él dice haber sentido cuando pasó por River.

El partido se abrió y se hizo de ida y vuelta. Durante algunos minutos se sucedieron las llegadas a las áreas. Lanús se había sacudido la pesadez de la primera etapa. Era ese equipo rápido e incisivo que lo distingue. Blanco ya no estaba encajonado en la izquierda y la entrada de Ledesma dio una considerable cuota de empuje.

A River lo empezaron a atrapar la desesperación y la ansiedad. Entraron Fabbiani y Gallardo, que más que una solución fueron parte del problema creciente. Lanús era una amenaza en cada contraataque. River se consumió en su impotencia. Apuntado desde las tribunas y hundido en la cancha.

  • Ahumada fue reempalzado por una lipotimia
    Oscar Ahumada no salió a jugar el segundo tiempo. Fue reemplazado por Domingo a causa de una lipotimia. Se le suministró suero y se recuperó en los vestuarios.

EL DATO
Lanús se impone desde que volvió a primera división

A partir del regreso a primera división en la temporada 1992/93, Lanús se enfrentó 34 veces con River. En este tramo, la supremacía pertenece al Granate, que cosechó 14 victorias, con 48 goles. Además, hubo 12 triunfos millonarios, con 50 tantos, y 8 empates.

EL PLANTEO
Zubeldía, un modelo para armar pensando en Central

El entrenador de Lanús, Luis Zubeldía (foto), tiene un rompecabezas en el plantel con vistas al encuentro del próximo viernes con Rosario Central, en el Sur. Además de los suspendidos por cinco amarillas (Diego González, Carlos Quintana y Maximiliano Velázquez), esperará por la recuperación de los lesionados Viera, Hoyos y Graieb. Sí reaparecerá Fritzler.


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