El periodista que pagaba sobornos.




El periodista que pagaba sobornos.

Era del viejo crítica y lo expulsó la afa

Oscar Miguel Traba, célebre cronista deportivo, intercedió para salvar a Banfield del descenso, hace 65 años. Fue castigado por “amoralidad deportiva”. Había cobrado 500 pesos por corromper a un arquero.

Siempre hubo en el fútbol argentino dirigentes, técnicos y jugadores que pagaron sobornos. Pero también
hubo alguna vez un periodista coimero que pretendió convencer a futbolistas para ir a menos. El viejo diario Crítica tuvo uno: se llamaba Oscar Miguel Traba, era de los escribas más famosos de la época y llevaba muchos años en la redacción del mítico medio fundado por Natalio Botana. A principio de 1944, la AFA comprobó que el cronista del diario había intentado corromper al arquero de Ferrocarril Oeste, Sebastián Gualco, para que facilitara una victoria de Banfield –los dos luchaban para zafar del descenso– y le prohibió de por vida ingresar a todos los estadios y clubes afiliados.
Desde ese momento, la vida pública de Traba se transformó en un misterio. En el ambiente periodístico y deportivo nunca más se supo de él y hoy casi nadie recuerda su nombre. Apenas algunos colegas veteranos de memoria prodigiosa conocen retazos de su historia.

El Banfield-Ferro del escándalo se jugó 19 de septiembre de 1943 y la cadena del soborno había comenzado con el presidente de Banfield, Florencio Sola, quien en los años siguientes demostraría una curiosa habilidad:
pese a su demostrada falta de ética deportiva, consiguió que el estadio del club fuera bautizado
con su nombre y mantuviera esa denominación durante varias décadas, incluso hasta la actualidad.
Sola, según reconoció ante el Tribunal de Penas de la AFA, puso en marcha el mecanismo para entregarle 2.000 pesos argentinos a Gualco. “Quería salvar a mi equipo del descenso”, se excusó el presidente de Banfield. Su equipo, a esa altura del torneo –la 19ª fecha– marchaba antepenúltimo con 14 puntos,
solo por delante de Ferro (13) y Gimnasia La Plata (12). El partido contra el equipo de Caballito
era fundamental. Y allí entró en escena Traba. Hacía falta un negociador, alguien imparcial que intercediera
entre sobornador y sobornado. Y dirigentes y allegados a Banfield contactaron al redactor por la
gran influencia que ejercía en el ambiente futbolero. Traba había sido en 1933 uno de los fundadores de la Oral Deportiva, el más antiguo programa radial de Argentina que, justamente, había
empezado a transmitirse en la redacción de Crítica. El periodista aceptó su papel de intermediario en el soborno. Y no lo hizo gratis: Traba cobró 500 pesos argentinos para ser el nexo entre Banfield y el arquero
de Ferro. No era una fortuna, pero podía usar ese dinero para comprarse el diario todos los días durante 13 años (La Nación costaba 10 centavos) o fumarse un atado diario de cigarrillos Particulares durante casi un año y medio (el paquete valía 1 peso). Aquel partido terminaría 1-1 y, como nunca se constató que Gualco intentara favorecer a Banfield ni cobrara los 2.000 pesos con los que lo habían tentado, el arquero de Ferro fue el
único absuelto en la investigación encargada por el Tribunal de Penas de la AFA (en la actualidad,
llamado Tribunal de Disciplina).
El resto de los sobornadores recibió un castigo muy fuerte en el fallo divulgado el 13 de enero de 1944. A Banfield, que en 1943 se había salvado con lo justo del descenso, le descontarían 15 puntos durante el torneo
siguiente. A Sola, su presidente, se lo inhabilitó de por vida para ser socio y dirigente de su club.
Y a Traba le correspondió una sanción similar. “Fue expulsado por amoralidad deportiva e inhabilitado
permanentemente para toda actividad directa o indirecta dentro de las dependencias de la AFA y clubes afilados”. La trayectoria de Sola merece un párrafo aparte. Era presidente de Banfield desde 1938 y durante sus
gobiernos se le comprobaron tres casos de soborno: en 1939, 1941 y el referido de 1944. Un militar, José Agulla, lo sucedió en 1945.
Pero como Sola resultó amnistiado por la AFA tiempo después, pudo recuperar la presidencia en 1948 y volver a formar un equipo con muchas figuras, pese a lo cual el club zafó del descenso en el último tramo del torneo gracias a una huelga de futbolistas profesiona les. Con juveniles de reemplazo conducidos por Renato Cesarini
ganó nueve de diez puntos posibles en las últimas cinco fechas. Traba, en cambio, ya no estaba en
condiciones de asistirlo como antes. Su rastro se había esfumado para siempre. Son escasos los periodistas que
recuerdan la historia del periodista de Crítica. Pablo Ramírez asegura que el fallo de la AFA marcó el final de su carrera profesional. “Traba desapareció por completo del periodismo. Nunca más se supo de él”, sentencia el
autor del libro La historia del profesionalismo. Carlos Rodríguez Duval, del diario deportivo Olé, evoca a Traba con dificultades: “Su nombre lo asocio a uno de los jefes de Deportes de Crítica, que era una sección bastante bien hecha, con swing y originalidad. Pero Traba tampoco dejó un recuerdo en particular, no trascendió más allá de haber sido jefe. Y no sabía esta historia de corrupción”. Para los informadores
de su generación, Traba era un referente. Poco antes de su muerte en 1998, Julio César Pasquato, célebre por sus notas en El Gráfico bajo el seudónimo de Juvenal, lo había recordado con pleitesía: “Mi maestro fue
Oscar Traba, gran periodista del diario Crítica”. En la creación de la emblemática Oral Deportiva, a Traba lo
habían acompañado otros reconocidos comunicadores de la época, como los hermanos Edmundo y Alberto Campagnale, Hugo Marini y Lefort Peña. El periodista e investigador Oscar Barnade, del Centro para

la Investigación
de la Historia del Fútbol, recuerda que el 10 de mayo de 1944 el Ministerio de
Justicia revirtió la sanción de la AFA y declaró “nulas y sin valor” las sanciones impuestas. Todos los integrantes del Tribunal de Penas, indignados, renunciaron de manera automática por semejante “intromisión”.
Los diarios de aquella semana sólo dijeron que Banfield recuperó de manera automática los
15 puntos que le habían sacado. Traba, quien nació en 1908 y tenía el DNI 502.004, ya había
ingresado a la dimensión desconocida. Pasó a la historia como el cronista que se corrompió por 500 pesos, hace 65 años.



Fútbol en la década del ‘40. Una popular costaba un peso.







El misterio de Traba y Karbas

La historia de Traba tiene una peculiaridad que rodea a su nombre. En la biblioteca de la AFA se puede consultar la Memoria y Balance de 1944, en la que está registrado el fallo que castigó al periodista.
Allí figura que el sancionado era Oscar M. Traba (la M es por Miguel). En el diario La Nación del día siguiente
de la resolución, el viernes 14 de enero, se menciona el mismo nombre y apellido. Pero en la edición de Crítica
figura que el periodista corrupto se llamaba Oscar M. Karbas. No se trata de un error de tipografía porque
el mismo nombre figura con exactitud en tres párrafos distintos. La nota “Una nueva era empieza en el fútbol
argentino” aumentó el misterio de Traba.

La larga cadena de la corrupción

El fallo que sancionó a Traba provocó un terremoto en el fútbol argentino y desnudó una larga cadena de corrupción. Muchos de los implicados eran auténticas glorias deportivas, como Domingo Tarasconi, un goleador de Boca y la Selección Argentina durante la década del 20. En 1944, la AFA demostró que “Tarasca” había recibido varias sumas de dinero para sobornar a jugadores durante la temporada anterior y le prohibió de por vida volver a ingresar a todos los estadios y clubes afiliados.

El entrenador Emérico Hirschl, primer extranjero en dirigir en el país (era húngaro y condujo a Rosario Central
y River), también reconoció que intervino en el intento de soborno a Gualco. Mario Fortunato, DT de Boca entre 1930 y 1937, fue otro de los inculpados en 1944: “Fortunato reconoce haber recibido 500 pesos de mano del señor Florencio Sola (presidente de Banfield) para que ‘no se interesara tanto en el resultado’ del partido”, falló el Tribunal. Hirschl y Fortunato, al igual que los futbolistas Daniel Pícaro y Rodolfo Carreras, recibieron la misma pena que Tarasconi y Traba.

Fuente:www.criticadigital.com
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJAJA POBRA LANUS, SIEMPRE A LA SOMBRA DEL TALADRO, QUERIENDO MANCHAR Y DENUNCIAR, SIN PEOCUPARSE POR SUS PROPIOS NEGOCIADOS TURBIOS A LO LARGO DE LA HISTORIA. ESO ES SER BUCHON.

Anónimo dijo...

el taladro después de tener un presidente como primer sobornador del fútbol argentino, le pusieron a la cubetera el nombre del lencho corruptor sola... no tienen remedio, son y serán hijos de LANUS, que ya tiene 6 COPAS, entre nacionales e internacionales...

 
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