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| Un partido finito. Así lo denominaría el profeta Miguel, aquel que supo mostrarnos el camino que seguimos transitando con orgullo pero con la canasta llena. Hace rato que Lanús no es lo suficientemente sólido como para pretender algo. Es cierto, ayer no le llegaron mucho y es un cierto avance. Pero le ganaron con un gol como los que se les hacen a los recién ascendidos, donde después de una serie de rebotes, en el cual la defensa no gana nunca porque, entre otras cosas, defendía mano a mano, terminan convirtiéndole. Un gol que a un equipo con aspiraciones no se lo deberían hacer, porque no parte de un error puntual. Termina desnudando una tremenda falencia colectiva. Decíamos que el partido fue parejo. En el primer tiempo, Lanús manejaba bien la pelota hasta tres cuartos. Capitán Sebas las pidió todas pero no estaba en su tarde noche. Las resolvía mal. El famoso contagio del que también hablaba el profeta Miguel tampoco se daba, o mejor dicho, sí, pero en su fase negativa. Los tres de arriba pifiaban el último pase, entonces todo lo prolijo que era en el traslado se desvanecía en el sector donde había que empezar a resolver. Godoy Cruz no demostraba mucho, pero sín dudas se nota cierto espíritu de zorro en el equipo Tombino. Parece a esos boxeadores que te estudian y que, cuando ven un resquicio, te meten una mano de las que duelen. Tampoco había generado demasiado hasta que Carranza termina mandándole casi a medida un centro frontal a Jairo Castillo, que terminó conectando y marcando el primer gol de los mendocinos. Todo mérito de los locales, aunque Lanús parece mostrar un cierto defecto en su faz defensiva: deja patear, deja mandar centro, no marca quizás con el celo necesario. Y la crítica va más por otras ocasiones que por la jugada del gol, donde parece haber más merito de los atacantes que error defensivo. En la segunda etapa, Lanús salió a empatarlo. Si el cero parecía no inquietar a los locales, imagínense con un poroto ya en el bolsillo. Igualmente, el Grana terminó encontrando el empate en una jugada que se inicia con una clara mano de Lugo, en la que se termina abriendo el balón hacia la derecha para que Ledesma, con un preciso centro (su mejor intervención en todo el partido) encuentre a Salcedo, que con una cuota de calidad considerable, la paró de pecho y definió de media vuelta. El partido seguía mostrándose parejo hasta que todo el descalabro defensivo de Lanús quedó expuesto en una sola jugada. Muy verde lo del Grana, empatando un partido de visitante y defendiendo mano a mano. Más allá que valoramos la ambición de ir por más, de buscar el resultado, este equipo no tiene la solidez necesaria como para hacer una de cowboys y dejarlo atrás defendiendo con la misma cantidad de jugadores que con las que se ataca. Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Faltó eso, esa cuota de madurez que no se mostró en tantas oportunidades y que desnuda cierta falta de crecimiento del equipo. ¿Cuántos goles boludos nos hicieron en este proceso? Muchísimos. De este calibre, se me viene en mente el empate de Everton en casa, cuando estábamos uno a cero arriba y fue a cabecear todo el equipo. De contra nos vacunaron. Si no estás lo suficientemente firme, lo suficientemente aceitado como para arriesgar, estúdialo un poco más al partido, llévalo a donde más te convenga. Por ir constantemente al frente no se ganan todos los partidos. A veces hay que ser bicho. Lanús, en dos años, todavía no lo aprendió. El partido deja tela para cortar. Si bien Lanús sumó puntos en prestaciones mucho peores que ésta, es una pena que por un descuido se venga sin nada. No jugó bien, es cierto. Pero tampoco lo superaron. Y en este fútbol tan parejo, parece ganar el más vivo. Hay un dato que marca tendencia. Banfield fue campeón en base a una férrea solidez defensiva, en el que en todo un campeonato le marcaron menos goles que los que le llevan hecho a Lanús en 6 partidos. Godoy Cruz pelea bien arriba, con apenas dos goles en contra. Podemos discutir si nos gusta o no, si vale la pena o no, pero que da resultado, seguro. Tampoco estoy diciendo, "esa es la solución, colguémonos del travesaño". Marca un camino y va de la mano de que los equipos se arman de atrás hacia adelante. Lanús parece no seguir esa pauta a la hora de tratar de ser competitivo como aspira Luisito en cada partido. El Grana debe laburar muchísimo para ser, como dijo su técnico, competitivo. Atrás no es sólido y adelante no es profundo. Al menos progresó muchísimo en el traslado, se va mostrando como un equipo prolijo. Pero es muy endeble y paga muy caro cada error defensivo o cada exposición que termina sufriendo su última línea. La estadística, de acuerdo a la información del periodista de la TV publica, marca la peor defensa de la historia Granate. Ahí habrá que apuntar más que nada. El equipo necesita seguir ganando en confianza. Y la confianza aparece, entre otras cosas, con los resultados. Por Gastón Cuccaro Fuente: Lanus.com.ar | ||||
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