Los clubes grandes del fútbol argentino fueron, son y seguramente seguirán siendo grandes gracias a sus portentosas historias y a su formidable poder de convocatoria.
Alguno de ellos ha revalidado los gloriosos antecedentes con más títulos en los tiempos recientes y todos ellos han profundizado el nivel de pasión que despiertan en un fenómeno cuanto menos curioso, porque en algunos casos ha sido inversamente proporcional a los logros.
A su alrededor -y en medio del renovado debate acerca del 6° o el 7° grande-, han crecido y en algunos aspectos los han superado, los clubes fuertes.
¿Cómo son los clubes fuertes? Clubes que se han desarrollado a partir de una política de largo plazo, tanto en lo económico como en lo deportivo, sustentada en un profundo trabajo en las divisiones inferiores y una ajustada estrategia de compras y ventas, en el marco de una identidad muy definida, basada tanto en la coherencia como en la mística.
¿Y cuáles son, hoy por hoy, los clubes fuertes? Indiscutible y obviamente, clubes como Estudiantes, Lanús y Vélez.
Los deja en favorable evidencia, por ejemplo, su participación en el deprimido mercado de pases actual. Mientras Boca, River e Independiente, por caso, se vieron obligados a desprenderse de Palacio, Falcao y Montenegro, cuesta imaginar que Estudiantes, Lanús o Vélez venderían a alguna de sus figuras por menos del doble de lo que se pagó por aquellas figuras de los equipos grandes. Y no menos difícil de imaginar sería que sufrieran una sangría como la que están sufriendo San Lorenzo o Racing. Son ellos tres, prácticamente, los únicos clubes del fútbol argentino que pueden decidir, sin condicionamientos externos, sin urgencias impostergables, a quién comprar y a quién vender, y por cuánto...
Y los dejan en favorable evidencia, también, los resultados, más consecuencia que causa. En la temporada 2008/2009, Estudiantes fue finalista de la Copa Sudamericana y brillante ganador de la Copa Libertadores, Lanús sumó más puntos que ninguno aun sin vueltas olímpicas y Vélez se quedó con el título del Clausura. Juan Sebastián Verón hizo todo para volver a ser el mejor del continente, José Sand fue el sinónimo del gol y Nicolás Otamendi resultó la más importante revelación.
Datos de una temporada y nombres propios que no implican, de ningún modo, que se trate simplemente de una moda o de arrestos individuales. Se trata, más vale, de una tendencia. Basta ir un año futbolístico más atrás, al 2007/2008, para sumar a los puntos de 2008/2009 y encontrarse con estas primeras cinco posiciones: Boca y Lanús, 131; San Lorenzo, 127; Estudiantes, 126; Vélez, 125.
Los clubes fuertes avanzan. Y son, sobre todas las cosas, un ejemplo para los demás, un espejo en el cual mirarse.
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