Un reclamo, una historia
El día en que la AFA "falló" a favor de Huracán
Hace 60 años, el Globo no descendía gracias a un escandaloso fallo de la misma AFA a la que ahora apela. El ejemplo de Lanús.
Por Esteban Bekerman (*) | 17.07.2009 | 16:43
Con este gol de penal de Pairoux, Lanús pasaba a vencer 2-0 a Huracán en la tercera final por el descenso de 1949. Luego, con el partido ya 3-3, llegaría la polémica. | Foto: CeDOC
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En estos momentos en que piden la anulación de un partido con el único argumento de dos declaraciones periodísticas (la del árbitro Gabriel Brazenas reconociendo sus errores y la de Waldo Ponce a un diario chileno, que demostraría una supuesta mala inclusión de Fabián Cubero), los hinchas y -sobre todo- los dirigentes de Huracán que intentan violar así los reglamentos de la AFA debieran tener presente lo ocurrido con su club hace 60 años.
Efectivamente, antes de analizar esta actitud sin antecedentes en la historia del fútbol mundial, por la que cualquier penal o gol que se admita como "inventado" luego de un encuentro podría dar lugar a reclamos similares, sería bueno recordar que, allá por febrero de 1950, el Globo se salvaba de descender por primera vez a la "B" gracias a un escandaloso fallo de la AFA.
Aquel vergonzoso episodio comenzó a escribirse a fines de 1949, cuando Huracán y Lanús terminaban el campeonato de Primera compartiendo la última colocación en la tabla. Para determinar el único descenso fijado para ese año, la AFA dispuso entonces la realización de dos partidos desempate entre estos equipos.
En el primer "chico", Huracán se impuso por 1-0 en cancha de San Lorenzo. En el segundo, jugado en Independiente, Lanús se repuso notablemente y ganó 4-1. No obstante, esa goleada de poco le sirvió, ya que se había dispuesto que no tendría importancia la diferencia de gol y en caso de un triunfo para cada uno se recurriría a un tercer choque, cuyo escenario sería nuevamente el viejo Gasómetro de Avenida La Plata.
Fue en ese encuentro jugado el 8 de enero de 1950 que se desató el escándalo. Más precisamente, cuando, con el marcador igualado en tres goles y faltando apenas dos minutos para el final, Huracán convirtió un nuevo tanto que el árbitro inglés Cross anuló a instancias de un juez de línea, quien momentos antes de la conversión había levantado su banderín indicando una infracción.
Ello motivó una inconcebible reacción de los jugadores quemeros, que, sintiéndose perjudicados por un fallo injusto, abandonaron el campo de juego en señal de protesta y ya no regresaron, pese a que fueron esperados durante varios minutos por el árbitro, sus rivales y los alrededor de 60 mil espectadores que colmaron el antiguo estadio sanlorencista.
Ante esa situación, la AFA simplemente debía cumplir con su reglamento, que establecía que por "abandono del juego, negativa a proseguir el partido o facilitar la libre acción del adversario", un equipo "será sancionado con la pérdida de los puntos".
Lejos de sancionar a Huracán dándole por perdido el encuentro y determinando así su descenso, sin embargo, el Tribunal de Penas sostuvo que el árbitro había dado por terminada aquella tercera final y resolvió increíblemente hacer jugar un cuarto partido, que se llevó a cabo el 16 de febrero de 1950 en el estadio de River.
En ese encuentro, las cosas empezaron a enturbiarse a los 25 minutos del segundo tiempo, cuando, con el partido igualado 2 a 2, el árbitro Müller no sancionó con el correspondiente penal una muy fuerte entrada desde atrás del defensor huracanense Uzal al delantero Osvaldo Gil, producida claramente adentro del área del Globo.
Diez minutos más tarde, tras una nueva intervención brusca de Uzal -en este caso sobre el centrodelantero Lacasia-, Huracán se pondría en ganancia con un gol de Muracco, en una jugada que enrareció más un clima que terminó de complicarse faltando siete minutos para el final.
Fue entonces que, tras cobrar el árbitro un penal polémico para el Globo -la falta había sido al parecer fuera del área-, los jugadores de Lanús protestaron impidiendo que se efectivizara la sanción, lo que obligó a la suspensión del encuentro. ¿Conclusión? Allí sí la AFA resolvió con celeridad castigar al club infractor del reglamento, dar por terminado el partido y decretar el descenso de los "granates" a la "B".
Ante tal situación, y pese a la injusticia que ello encerraba, la dirigencia de Lanús aceptó lo decidido hidalgamente y, dando un gran ejemplo que otras administraciones del club seguirían más adelante, se puso inmediatamente a trabajar para recuperar la categoría perdida. Y así lo hizo la institución del sur menos de un año después, tras ganar sin problemas el torneo de la "B" con un equipo que reunía valores a los que el ascenso les quedaba muy chico.
Ya en 1951, de hecho, aquel Lanús realizaría casi sin modificaciones en su plantel una gran campaña en Primera, mientras no por casualidad Huracán peleaba el descenso hasta el final por tercer año consecutivo. Sin dudas, todo un ejemplo de reacción ante la adversidad, que los dirigentes e hinchas del Globo debieran tener muy en cuenta por estas horas.
(*): Redactor de Perfil.com
Efectivamente, antes de analizar esta actitud sin antecedentes en la historia del fútbol mundial, por la que cualquier penal o gol que se admita como "inventado" luego de un encuentro podría dar lugar a reclamos similares, sería bueno recordar que, allá por febrero de 1950, el Globo se salvaba de descender por primera vez a la "B" gracias a un escandaloso fallo de la AFA.
Aquel vergonzoso episodio comenzó a escribirse a fines de 1949, cuando Huracán y Lanús terminaban el campeonato de Primera compartiendo la última colocación en la tabla. Para determinar el único descenso fijado para ese año, la AFA dispuso entonces la realización de dos partidos desempate entre estos equipos.
En el primer "chico", Huracán se impuso por 1-0 en cancha de San Lorenzo. En el segundo, jugado en Independiente, Lanús se repuso notablemente y ganó 4-1. No obstante, esa goleada de poco le sirvió, ya que se había dispuesto que no tendría importancia la diferencia de gol y en caso de un triunfo para cada uno se recurriría a un tercer choque, cuyo escenario sería nuevamente el viejo Gasómetro de Avenida La Plata.
Fue en ese encuentro jugado el 8 de enero de 1950 que se desató el escándalo. Más precisamente, cuando, con el marcador igualado en tres goles y faltando apenas dos minutos para el final, Huracán convirtió un nuevo tanto que el árbitro inglés Cross anuló a instancias de un juez de línea, quien momentos antes de la conversión había levantado su banderín indicando una infracción.
Ello motivó una inconcebible reacción de los jugadores quemeros, que, sintiéndose perjudicados por un fallo injusto, abandonaron el campo de juego en señal de protesta y ya no regresaron, pese a que fueron esperados durante varios minutos por el árbitro, sus rivales y los alrededor de 60 mil espectadores que colmaron el antiguo estadio sanlorencista.
Ante esa situación, la AFA simplemente debía cumplir con su reglamento, que establecía que por "abandono del juego, negativa a proseguir el partido o facilitar la libre acción del adversario", un equipo "será sancionado con la pérdida de los puntos".
Lejos de sancionar a Huracán dándole por perdido el encuentro y determinando así su descenso, sin embargo, el Tribunal de Penas sostuvo que el árbitro había dado por terminada aquella tercera final y resolvió increíblemente hacer jugar un cuarto partido, que se llevó a cabo el 16 de febrero de 1950 en el estadio de River.
En ese encuentro, las cosas empezaron a enturbiarse a los 25 minutos del segundo tiempo, cuando, con el partido igualado 2 a 2, el árbitro Müller no sancionó con el correspondiente penal una muy fuerte entrada desde atrás del defensor huracanense Uzal al delantero Osvaldo Gil, producida claramente adentro del área del Globo.
Diez minutos más tarde, tras una nueva intervención brusca de Uzal -en este caso sobre el centrodelantero Lacasia-, Huracán se pondría en ganancia con un gol de Muracco, en una jugada que enrareció más un clima que terminó de complicarse faltando siete minutos para el final.
Fue entonces que, tras cobrar el árbitro un penal polémico para el Globo -la falta había sido al parecer fuera del área-, los jugadores de Lanús protestaron impidiendo que se efectivizara la sanción, lo que obligó a la suspensión del encuentro. ¿Conclusión? Allí sí la AFA resolvió con celeridad castigar al club infractor del reglamento, dar por terminado el partido y decretar el descenso de los "granates" a la "B".
Ante tal situación, y pese a la injusticia que ello encerraba, la dirigencia de Lanús aceptó lo decidido hidalgamente y, dando un gran ejemplo que otras administraciones del club seguirían más adelante, se puso inmediatamente a trabajar para recuperar la categoría perdida. Y así lo hizo la institución del sur menos de un año después, tras ganar sin problemas el torneo de la "B" con un equipo que reunía valores a los que el ascenso les quedaba muy chico.
Ya en 1951, de hecho, aquel Lanús realizaría casi sin modificaciones en su plantel una gran campaña en Primera, mientras no por casualidad Huracán peleaba el descenso hasta el final por tercer año consecutivo. Sin dudas, todo un ejemplo de reacción ante la adversidad, que los dirigentes e hinchas del Globo debieran tener muy en cuenta por estas horas.
(*): Redactor de Perfil.com
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