| Con el corazón | |
| Lanús fue un desastre pero puso lo que había que poner y levantó un 0-3 ante el limitado Racing. Sand en dos ocasiones y Ramírez sobre el final pusieron un empate importante sólo desde lo anímico. Hay mucho por mejorar en lo que respecta a funcionamiento. Incidentes en la previa y después de finalizado el encuentro. |
Después de la introducción, hay que decir que la sonrisa del 3 a 3 final es tan efímera como el vuelo del cometa caído en Entre Ríos. Es que verdaderamente salir tranquilo después de haber visto uno de los peores partidos en lo que funcionamiento defensivo se refiere, era difícil. Sí, al menos, la sensación de que se dejó todo era el alivio que generaba la mueca satisfactoria. Y, por que no también, saber que se hunde a un rival no grato en una situación complicada.
Lanús tenía que ganar por varios motivos. Era local, es el último campeón y enfrente estaba uno de los peores equipos del torneo sin lugar a dudas. Racing es un equipo gris como pocos, que de no mediar un milagro o una mano del poder tiene destino de Nacional B. Es difícil verlos hilvanar una jugada. Difícilmente se les caiga una idea (Moralez parece el único apto para desarrollar algo por abajo) y era un rival ideal para ganar y sostener lo bueno hecho en Montevideo.
La manga de fascinerosos que describo como equipo poco se pareció ante Lanús. Fundamentalmente porque lo del Grana fue incluso peor en los primeros cuarenta y cinco. Del medio para adelante, una tibieza y una previsibilidad que preocupa. Y del medio para atrás, tan endeble como el flan de la abuela. Con este panorama, Racing fue un justo ganador del primer tiempo, a pesar de haber ligado algo y haber golpeado en los momentos justos (facturó en la primer llegada y Navarro todavía no se explica como le sacó un fortísimo remate de media distancia a Velazquez). El Pepe Sand descontó sobre la hora, como para que la charla técnica pudiera revertir la mala imagen que estaba dejando el equipo en el campo.
En la segunda etapa, se vió a un Lanús volcado íntegramente al ataque y que quizás hasta justificó con esa postura la anarquía reinante en lo que a defensa se refiere. Fundamentalmente porque el medio no paró a nadie durante todo el encuentro. En el primer tiempo, injustificadamente si se quiere. En el complemento, ver al equipo orientado de lleno hacia el área del polideportivo hacía que fuera razonable ver que los volantes y delanteros de Racing llegasen al área con pelota dominada y con grandes chances de aumentar.
A todo esto, el Pepe anotó el segundo cuando capitalizó un rebote de Navarro tras un remate de Velázquez (que sigue en franco crecimiento) y el barullo que proponía Lanús inquietaba a un equipo que tiene más dudas que Samantha. Racing administraba mal las contras y no terminaba de cerrar un partido que lo podía terminar empatando.
Y así fue nomás. Justo después de ver una de las mejores jugadas en la historia contemporánea de Blanquiceleste S.A. (la tocó hasta De Tomasso) y que dió en el travesaño, Lanús armó una contra que derivo en una falta a Graieb y que después del lógico centro a la olla y el rechazo corto de Navarro, Nico Ramirez capitalizó con un fuerte remate. Empate y sacá la Casio que los números no te cierran…
Más alla de las chanzas y la satisfacción, quedó demostrado que Lanús no tiene el recambio suficiente como para que las performances en ambos torneos sea la mejor. Puede apostar sólo a uno, porque cuenta con un once titular casi de lujo. Pero si no esta Valeri, el equipo cae notablemente (ver el primer tiempo). Si no esta Sand o Acosta, la delantera es inofensiva. Y hasta a veces, las ausencias de los laterales se terminan extrañando. El plantel tiene mucho pibe con porvenir, pero que todavía no están a la altura de las circunstancias. Y esto dicho con la mejor y sabiendo que alguna vez Pelletieri corría como bola sin manija y no agarraba a nadie, o que Gioda era lo más parecido a un matungo jugando de central. Los pibes crecen, evolucionan y terminan dando sus frutos. Mucho más si se vienen destacando desde inferiores y hasta en la reserva misma. Entonces, ¿por qué no creer? Seguro que hay que hacerlo, pero puestos todos juntos y en el estado actual, hoy poco pueden influir para que el rendimiento del equipo sea mejor.
Así y todo, con una actuación colectiva para el olvido, hubo actuaciones individuales superlativas. Bossio, por ejemplo, jugando concentrado en todo momento, metido en el juego, oportuno en las salidas, salvador en los mano a mano. Hasta pidió permiso al banco para ir a cabecear sobre la hora y se fastidió cuando se lo negaron. Velazquez, en constante crecimiento, como dijimos. Salida, opción de ataque, remate desde lejos, lo del New reconforta, mucho más sabiendo que es jugador del club. Y bueno, lo del Pepe, ¿qué se puede agregar? ¿El mejor centro delantero de la historia del club? Para quien escribe, seguro.
Bochornosa la bienvenida al Chocho Llop. Ni ser el más acérrimo enemigo de Lanús justifica cualquier agresión. Verdaderamente no se entiende, ya que es un tipo que ni siquiera esta identificado con Banfield (fue el DT de la goleada del último torneo, pero no hay una vinculación más estrecha entre el calvo rosarino y el equipo gélido). Y si no la entienden por el lado de que hay que aceptar al diferente, empiecen a entenderla por el lado de que ponen en riesgo al mismísimo Club, exponiéndolo a sanciones económicas y deportivas. Una ridiculez total, un hecho que repudiamos como socios, hinchas y amantes del futbol que somos.
Lanús empató. Parafraseando al Bambino, fue con el corazón. A veces vale cuando el fútbol no aparece. Esperemos que sea un recurso al que no haya que acudir seguido y, de a poco, el equipo recupere el nivel que supo tener.
Por Gastón Cuccaro
www.lanus.com.ar
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