Apertura 2007 Segunda Fecha : Lanus 1 vs. Huracan 1

Segunda Fecha Apertura 2007.
Lanus 1 vs. Huracan 1
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Fuente www.lanus.com.ar
Fútbol
12/8/2007
Faltó un chiquito

Lanús estuvo muy cerca de ganarle a Huracán. Empató en uno, con gol de Valeri para el triunfo parcial y empate de Mendoza para el Globo. El Grana fue superior a su rival, pero no estuvo del todo fino en ataque, a pesar de sufrir tres goles anulados.

Ahí nomás. Faltó un chiquito, en el día del niño. O por un Chiquito si tenemos en cuenta que en el empate quemero Bossio eligió un papel de partenaire para la jugada y demostró que hoy no es un arquero que controla el área. Seis goles recibidos en dos fechas, un solo punto sobre cinco, para un equipo que en ofensiva es atractivo y que en defensa, al menos esta tarde, mostró alguna mejoría con respecto al último sábado.
El partido arrancó con Huracán con la pelota y Lanús adoptando un rol más paciente. El medio juego Granate mostró a Aguirre por derecha, el Kily Peralta por izquierda y Valeri haciendo las veces de doble cinco junto al Pulpito González, debutante en el primer equipo. Lanús por momentos equivocaba los caminos, ya que adelante, Lagos era quien acompañaba a Acosta y presencia física verdaderamente era lo que escaseaba. Valeri no gravitaba tan lejos del ataque y el equipo lo sentía, hasta que con el correr de los minutos la última línea fue de a poco generando más peligro. Debió haber sido gol un desborde de Peralta (la tele mostró que nunca salió de la cancha como cobró el línea) tras una excelente habilitación de Lagos (lo único rescatable de un pibe que nunca termina de dejar de serlo) y definición de arremetida de Acosta. Antes, otro desborde, pero esta vez de Aguirre, casi termina adentro también.
El gol llegó tras una falta, ejecutada con toque corto de Velázquez a Valeri, que desde unos 30 metros fusiló a Barovero con un auténtico golazo. El primer tiempo se acababa pero esta versión Granate no deja de dar sorpresas: sobre la hora, un desborde por derecha del ataque del Globo encontró en un centro al área chica a Mendoza cabeceando entre dos jugadores de Lanús. Bossio eligió esperar en la línea y no intervenir en su propia jurisdicción y la alegría solo duró un chiquito. Huracán festejaba y terminaba facturando en el mejor momento de Lanús y a la postre, por lo visto, tan injusta no era la parda.
En el segundo tiempo otra vez le costó a Lanús encontrar el dominio del partido. Huracán esta vez fue más pasivo que al inicio, por lo que los primeros minutos fueron verdaderamente anodinos. El Grana volvió a progresar cuando Valeri gravitaba y el Globo elegía jugar al offside finito como arma de contención más importante. Malingas ingresó por Lagos y demostró que netamente es un jugador de área. Pasa desapercibido a la hora de la generación de fútbol pero ni bien ingresa al área rival parece transformarse en el jugador gravitante de ataque que hizo que San Lorenzo lo traiga desde Perú. Pudo ser un golazo de Malingas cuando homenajeo de la mejor manera a Graziani, tras un centro desde el mismo costado de aquel mítico gol. Tambien pudo ser de Acosta, pero el línea anuló ambas conquistas. Entre otras llegadas importantes, otro cabezazo del peruano casi termina adentro (sobre la hora) y un bombazo de Graieb, que encontró atento a Barovero para despejar al corner.
Fue empate, mucho más valioso para Huracán, recién ascendido, que luchará por no descender. Para los chicos que leen la nota, el Globo alguna vez fue un club grande y si hoy Boca o River son elefantes en la jungla de los equipos, Huracán vendría a ser los dinosaurios que se exponen en el Museo de La Plata, que alguna vez existieron, pero que solo recobran vida hoy en día en las enciclopedias. Las malas administraciones y la falta de logros deportivos terminó casi por extinguir al Globo, que hoy es lisa y llanamente un club de barrio (de Parque Patricios).
Lanús deberá ajustar algunas desatenciones en defensa y su gente, lamentablemente, acostumbrarse de alguna manera a la presencia de Chiquito Bossio en la portería. Lejos de ser un asesino serial, el cordobés es un jugador que si sus compañeros rinden en un nivel 6/7 puntos, el lo hace en uno notablemente inferior. El excelente partido jugado entresemana ante Estudiantes hizo que pasara desapercibido en el arco, pero esta tarde, cuando lo llamaron dijo una vez más ausente. El gol no es responsabilidad directa, pero un tipo que pasa los 30 años, más de 10 de Primera División y más de 100 partidos consecutivos en uno de los mejores equipos del país en rendimiento (ver tabla del descenso), tiene que evitarlo, tiene que tomar un papel más protagónico, tiene que intervenir. Hasta el hartazgo se pidió que revieran varias decisiones: desde el cuerpo técnico parecen no contemplarlo y bueno, habrá que acostumbrarse a perder puntos.
Se viene Colón, equipo afín al corazón si los hay y difícil para encontrarse ahora: viene sin sumar, jugando por momentos bien pero con dificultades para concretar (¿será de mal amigo si justo cambiamos a Bossio ahora?). Lejos de cualquier chanza tonta, será verdaderamente una empresa difícil ganar en Santa Fé por todo lo expuesto, o al menos, hasta tanto no se reviertan ciertas falencias graves con las que cuenta el equipo. La esperanza no se pierde, pero a veces, no es una cuestión espiritual solamente las que influyen en el logro de un resultado final. Y si verdaderamente se sostienen actuaciones en posiciones claves de muy bajo nivel, hace pensar que, más que la idoneidad, la obstinación es el recurso elegido para hacer oídos sordos y la vista gorda ante lo ya harto evidente que sucede en el campo. Esperemos que esto se revierta de alguna manera y así todos poder ilusionarnos con algo más. Así, es imposible.

Por Gastón Cuccaro
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