Apertura 2007 Novena Fecha : River 3 vs. Lanus 1

River vs. Lanus


Fútbol
16/9/2007
Grana Zero

Un Lanús ultraliviano visitó a River y la sacó barata con un 1-3. Gallinas en ventaja en momentos claves, descuento de Sand, y ventaja definitiva de Belluschi. El Grana jugó mal. El miércoles, todos contra Vasco da Gama.

En épocas donde cuidarse garpa, Lanús le sacó todos los nutrientes que tiene su buen fútbol y, en una versión casi para diabéticos, fue muy livianito y superado claramente por River. ¿Qué será del famoso River Plate? Aquel equipo que se cansaba de ganar títulos domésticos hoy duda de si mismo y es hasta temeroso para vestirse, eligiendo shorcitos blancos y medias rojas, bien igualito a Perú, pero muy distinto a su clásico atuendo. Sín ser gran cosa, fue muy superior a Lanús, aun así exhibiendo por momentos un respeto excesivo que en el barrio sería calificado lisa y llanamente de cagazo, más aún cuando el cada día más grande Pepe Sand facturó y se lo dedicó a la San Martín, una especie de Gran Logia que sigue a River y que encierra lo peor del Fútbol Argentino, me animaría a decir. Lanús no estuvo a la altura de las expectativas, pero lejos de rasgarnos las vestiduras, la confianza y la fé estan intactas de cara al choque crucial ante Vasco da Gama, por la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
El Grana arrancó mejor sin llegar a ser incisivo. Los primeros quince minutos mostraron orden, buen trato de balón y buenas intenciones. Le costó hacer pie adelante. Biglieri no encuentra el nivel que tuvo, pero caerle con dureza es injusto por 15 minutos (si bien jugó todo el primer tiempo, la media hora restante mostró a un Lanús más abocado en defenderse). El Pepe no anticipaba a la marca y toda la prolijidad moría en 3/4 de cancha o con algun centro que no traía peligro. En ese momento, quizás Aguirre fue el conductor de un Lanús que parecía plantarse en el Monumental y dar el presente.
Las Gallinas fueron nivelando el trámite, primero metiendo y después jugando. El rendimiento físico de ellos fue superior al nuestro, sín lugar a dudas y dos partidos de más no justifican la diferencia. Quizás lo de Lanús pase por otro lado que más adelante trataremos de esbozar como una posibilidad. Lo cierto es que en las divididas, ellos eran dos y nosotros uno, sumado que con el correr de los minutos se adueñaron de las espaldas de los dos cinco Granates, además de explotar falencias de Lanús en defensa (Valeri no suma en ese menester y la punta del New Velazquez fue la elegida por River para atacar, sumando gente desde el mediocampo y abocando a algunos en varias oportunidades a jugar bien contra la raya, condicionando la tarea del lateral, que no daba a basto y que se la bancó bastante bien aun así, bailando con la más fea).
El gol, merecido, llegó en el momento clave de Lanús en cada partido. Los últimos minutos del primer tiempo. Decir que estaba al caer es quizás medio apresurado, pero que en ese momento eran mucho más que nosotros es más que cierto. Llegó despues de una excelente combinación de la ofensiva riverplatense, que encontró en posicion inmejorable para definir a Belluschi, y el histérico rastafari rosarino definió con la calidad que hizo que lo terminaran llevando para el club de Nuñez. Buscar un responsable es difícil, mucho merito si tiene la ofensiva de River, que generó con una serie de toques una oportunidad de gol que terminaron facturando.
El segundo tiempo arrancó de la peor manera. Como si fuera una sucesión continua y el entretiempo no hubiese existido, Lanús salió golpeado y River lo aprovechó. Confusiones, desentendimientos, y mucha falta de concentración derivaron en el segundo gol de River, hecho por Alexis Sanchez, que recibió una ovación como si estuviera en las filas riverplatenses desde siempre (y extraña también por tratarse de un chileno. Falta que idolatren un inglés y ya están hechos).
El Grana no tuvo respuestas y esbozó algo a través de las ganas de Manicero. El cordobés mostró otro entusiasmo y con barullo, logró alguna aproximación. En uno de esos aislados ataques, el Grana encontró el descuento, a través de Sand. Se alimentó una llama de esperanza, mucho más producto de las creencias que de lo que se veía en el campo. River llegaba claramente y pifiaba. La lógica decía que estaban mucho más cerca ellos de aumentar que nosotros de empatar pero el espíritu futbolero decia que si ellos pifiaban, en alguna nosotros podíamos facturar. Pudo ser a traves de un rebote mal anulado por el referee, que cobró una inexistente falta de Fritzler sobre Ojeda. Decír que perdimos por eso o por los tres penales que no nos cobró es injusto, a pesar de que la faena del árbitro haya sido decididamente pésima y siempre con errores en favor de River. Lanús jugó muy mal y las explicaciones preferimos encontrarlas por ese lado, aunque podríamos mandar a Nino Dolce o a Luis Ventura a llorar en los medios, emulando al showman del Ciclón. Cualquier esperanza se extinguió cuando Belluschi, otra vez, marcó un verdadero golazo.
Lanús perdió bien. Pareció pesarle más el cansancio psicológico de tener que jugar tantos partidos juntos que el trajín en sí. Como decíamos previamente, dos partidos no justifican la diferencia física que si hubo entre un elenco y otro. Sus armas en ofensiva no dijeron presente. Mal Valeri, Aguirre ya se candidatea para salir con la fotito en los cartones de leche, porque sigue sín aparecer (esperemos que el Vasco le traiga los recuerdos de aquella inolvidable noche frente al Corinthians). Ramón, si quiere hacerle frente a los dos torneos, deberá rotar. Ver 11 jugadores que comunmente no juegan, seguramente le dará otra inyección al equipo, que necesitará del recambio para seguir por la buena senda y no tirar por la borda todo lo bueno hecho hasta ahora.
La próxima cita es el miércoles, en la Fortaleza y ante el Vasco da Gama de Río. Una verdadera final, de esas que supimos jugar y en las que Lanús suele honrar la camiseta. Será la hora de decir presente, como siempre lo hizo el pueblo Granate cuando se lo convocó, y jugar nuestro partido. Este equipo supo darnos grandes alegrias, todavía en esa materia, tampoco llegó a su techo.

Por Gastón Cuccaro
www.lanus.com.ar