LANUS 2 - COLON 1 Divertite con Granas


El Lagos tiqui-tiqui


Una ráfaga de Lagos, que aportó dos asistencias, dejó a Lanús cuatro puntos sobre Vélez y a la gente, confiada con otra vuelta: "Que de la mano, de Zubeldía...".

JAVIER SCHURMAN | jschurman@ole.com.ar

La fiesta es tal que parece excesiva, ¿pero lo es? ¿Es exagerado lo de esta gente, la de Lanús, que celebra así el 2-1, la punta, los cuatro puntos de diferencia por sobre Vélez? Es verdad, sí, que ve que hay sol a pesar de que está lloviendo. No brilla todo, no, y sin embargo hay un grito pasional, sentido, confiado: "Que de la mano, de Zubeldía, todos la vuelta vamos a dar...".

En la fecha 6.

Pero ahí está Lanús, otra vez arriba de todo, de todos, después de mojarse los zapatos para saltear el charco, de enlodarse para ganarle a Colón. No la pasó bien, no deleitó, pero se floreó dos veces y dejó a todos con la boca abierta, con la sensación de que la flojera de la Copa es solamente eso, ya va a pasar.

"Tuvimos la suerte de convertir dos goles en un minuto y eso simplificó todo", resume Chiquito Bossio, aún exhausto por los revolcones de los últimos minutos, también por su mala salida que permitió el 1-2 ajustado. Y tiene razón el arquero. Lanús ganó, y ganó bien, pero sin mostrar todo lo que puede, todo lo que sabe. Se arremangó para pelearle el partido a un Colón que salió a apretarlo, a pelearle la pelota en su propio campo. Y se quedó en eso, en la batalla, en el poco riesgo, lo mismo que había sufrido entresemana en Chile. Se encerró en sus temores.

Fue tan pobre todo, tan carente de ideas de los dos lados, que la primera llegada en serio del local en el primer tiempo fue a los 39 minutos, por un remate de Valeri que tras un roce terminó en el córner. Lo de Colón, en la primera parte y durante todo el partido, fue únicamente eso: probar de media distancia, sacar provecho de la cancha rápida por los chaparrones. Excepto en el gol (llegó de un córner, la mala salida de Bossio y un cabezazo de Rivarola), no pisó el área con peligro. Nunca.

Y Lanús esperó. Esperó. Esperó. Y se lució dos veces, en una ráfaga de fútbol, en un tiqui-tiqui que tuvo a Lagos como protagonista, como asistente en los goles de Valeri -preciosa pared entre ambos- y en el de Menéndez, que aprovechó un error de Rivarola en el arranque de la jugada. Fue eso. Y eso fue suficiente. El esfuerzo del rubio delantero, más importante por las ganas que por la resolución de sus ideas; la movilidad de Diego González, ubicuo, criterioso y sencillo para entregar la pelota; la sociedad entre Valeri y Lagos por la izquierda, punzante, temible en esos (pocos) estallidos.

Estallidos que generaron goce, pasión, una tremenda confianza de cara a lo que sigue. Y que dejan a Lanús en la punta, con méritos, habiendo guardado jugadores, pero con lagunas que deberán corregirse a tiempo para evitar seguir creyendo que el verano no termina en unos días, que la lluvia no existe y que Sand y Menéndez son mellizos. En todo sentido.

Este Valeri doble.
Diego metió su primer gol tras más de un año y fue de fantasía. Gran apilada, pared y definición para el 1-0. "Mantuvimos la punta, que no es fácil", dijo.
NICOLAS GOMEZ CORTES | ngcortes@ole.com.ar

Tenía que ser un golazo. El regreso de Diego Valeri a las redes se hizo esperar (ver Tanto...) y no exigía menos que esa jugada llena de fantasía que abrió el resultado: toques precisos, paredes y un taco incluidos. Mucho para un partido chato. Se nota que el volante va calentando motores de a poco. Después de las lesiones que lo frenaron en el semestre pasado (pubialgia y desgarro), Valeri empieza a recuperar la calidad que lo hizo sobresalir en el Lanús campeón del Apertura 07. Ayer, cuando todo era un bostezo gigante, Diego encaró y rompió la defensa de Colón a los diez minutos del segundo tiempo. Después, una pared con Lagos (pase de taco del punta) y la definición sin nervios, un trámite comparado con lo que había hecho. "Fue lindo, sí, pero me habría dado lo mismo que la empujara cualquiera. Lo que más rescato es que me siento cómodo, por fin estoy bien físicamente. El gol lo tomo como un regalo. Y mientras Lanús gane, no importa quién convierta", dijo.

Claro que este primer festejo tendría que haber llevado su parte negativa. Es que Valeri, en la locura por haberse sacado la mufa de encima, se levantó la camiseta. El árbitro Sergio Pezzotta no lo advirtió y le perdonó la vida. Era amarilla y afuera, porque en el primer tiempo había visto la tarjeta por una falta contra Oyola. Luis Zubeldía, el técnico del Granate, más que agradecido. En la próxima fecha, al puntero le toca visitar nada menos que la Bombonera...

Ovacionado por los hinchas, Valeri fue medido: "El triunfo nos sirvió para mantener la punta, que no es nada fácil. Pero no debemos marearnos, sólo ganamos tres puntos".


Fuente: Diario Ole


Fuente: http://www.universofutbol.com.ar/plantillas/archivos/acumulada1.php?div=1&camp=405
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